Así se llama el libro que calló hoy en mi empeine izquierdo, para 
variar, de buenos días, supongo. Lo escogí como título porque el susodicho y yo tenemos mucho en común. Claro esta que Wolfgang Goethe, el autor, nunca sabría que bastantes años después de haber publicado esa tan horrible obra que lo inmortalizó y fui obligada a leer en tercero -para un control de lectura con la Miss Elvira a quien sólo le funciona un pulmón y se quedaba dormida en plena exposición. Yo, que nunca leía, rogaba a todos los santos que conocía que duerma un poquito más, para poder apuntar todo lo que Carla Shimabuku, sus cinco papelográfos y su extra desarrollado cerebro japonés decían para poder aprobar- sería tema del blog de ñam. Aunque, creo, que si él aún seguiría vivo, Werther perdería el papel principal y “Las desventuras de la Joven Sasha” tendrían mucho más éxito. Mi vida es mucho más cómica que la de Werther y nadie que no sea yo escribe sobre mí.
Hace como veintiún días que todo esta de cabeza: me ilusione mucho con alguien que se llama como mi perro y no ladra; fui aplastada por un casco de motociclista en la costa verde y estoy castigada hasta que “tome conciencia de mis actos”; mi papá regresó y dijo que quería recuperar a su familia; el abogado 30 centímetros más alto que yo mandó un mail pidiendo disculpas. El bombero tiene novia y me gusta. El pichicorto canta “quiero que seas feliz aunque no sea conmigo”. Tomas me llama religiosamente, una vez por semana, para saber de mí. Y, en medio de todo este desorden, lo único “bueno” es que me gustan todos y a todos les puedo sonreír sin tener que sentirme mal después.
Ajá, así es, estoy soltera y me siento feliz. Todas las mañanas me levanto, bailo, con ropa o sin ropa, salto, grito, canto, camino de puntitas, doy vueltas de bailarina de ballet con los brazos levantados, le canto canciones románticas a mi perro y rizo mis pestañas. Soy feliz con lo que tengo y valoro todo lo que esta a mí alrededor. No sé por que, pero, milagrosamente, con poco o nada, me siento bien conmigo. Siento que no me falta nada. Me siento bonita y mi ego se encuentra en el cielo, al lado derecho de Dios padre todopoderoso.
Y, pensando y pensando, creo que todo esto surge a raíz de que baje la costa verde en mi bici. Sí, en bici. Sí, que irresponsable soy, como me arrepiento mamá: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa con el puño cerrado y golpeando mi pecho... En realidad no me siento mal, lo siento má, pero la bajada es lo mejor que alguna vez sentí. No sé, me sentía como Rose en el titanic, allí tan libre, con los brazos estirados y el viento en la cara. Sólo me faltaba mi Leonardo Dicaprio atrás para reproducir exactamente la verdadera versión. Suena patético, pero es totalmente cierto. Bueno, yo, distraída por naturaleza, escuchando música y bajando la costa verde es la imagen que deben tener en mente, para que entiendan la magnitud del accidente, cuando les cuente que la Rose chilena fue aplastada por un casco de motociclista y salió disparada por encima de su bicicleta hasta dar a parar al piso, de tetas, si es que esto que tengo se puede contabilizar como eso. Tenía piedritas incrustadas en mi mano derecha, la pierna izquierda aplastada por mi bicicleta y mi Leonardo Dicaprio, mi libertad y el viento en la cara se fueron al carajo y no lloré porque había gente.
Sí, que irresponsable soy y estoy castigada hasta que tome conciencia de mis actos. Pero, explíquenme, como es que se supone que yo iba a saber que un motorizado iba a ser apartado del camino por un carro que fue cerrado. Explíquenme como se supone que yo sabría que el casco no tenía seguro y que, por inercia, saldría disparado y daría a parar a mi espalda, ah? HASTA QUE TOME CONCIENCIA DE MIS ACTOS es mucho tiempo por algo que yo no hice, mamá.
Nunca entendí tus castigos y debo decirte que llevo años enteros analizándote y analizándolos. Y, hasta ahora no entiendo ese en el que me prohibiste ver televisión los días de semana. Explícame, mami, que día no es de semana?
…
En fin. Bueno, ahora que ya pasaron unas casi dos semanas, aún tengo el moretón, el castigo y ese sentimiento de libertad grabados en mi pierna izquierda, como tatuaje.
Por otro lado, mi papá, Miguel Morales Pizarro, ese mismísimo, dijo que quiere recuperar a su familia, se compró nextel y ahora me llama todos los días a toda hora. Y no puedo tener mejor novio que no sea él. Creo que esto es la principal razón de mi alegría diaria. Mi papá es mi novio provisional y es de los mejores que alguna vez tuve porque entiende mis caras y no me pide explicaciones. Además, le puedo contar que me gustan otros y no se molesta. Me aconseja. Me ayuda. Me entiende. No grita y se ríe de mis desventuras. Nextel fue la solución de mi vida y Nextel. Avanza.
El abogado, al que alguna vez mencioné por aquí, besó a otra, me mintió y concluyo su periodo de vida dentro de la mía con un “No tengo tiempo para tener una relación”. Claro, no tenía tiempo para tener una relación conmigo, pero que bien que le iba con su amiguita la chinita de dentadura imperfecta. Y, que bien, para ella si tenía tiempo. Oh! Que grata sorpresa encontrarlo entonces en ese hueco de la Usil, dándole besitos aquel viernes por la tarde. Oh! Que grata sorpresa enterarme que el día que usted me llamó a decirme que no podría verme, estaba con ella y hasta le había dicho a un par de amigos, con los que parábamos, para que vayan a conocerla. Misterioso doctor V. déjeme decirle que todo con usted esta cerrado, finiticado; que sus disculpas han sido aceptadas, pero que no lo quiero volver a ver rondando por aquí, ni por allí, que ahora tengo un novio mejor: mi papá. Y, que bueno, la verdad, no le deseo ningún mal, pero ojito ojito con el Karma. Que chistoso, quien diría que alguna vez sus propias palabras podrían ser utilizadas en contra suyo: “Cuidado, sólo te digo que algunas veces se está arriba, y, otras, abajo”.
Y eso fue todo por hoy. Y Que Dios nos ampare de malos pensamientos. Por los ciclos de los ciclos, amén.
Pd.- Mamá devuelveme mi bici
